Frío como el Infierno vacío… Escalada en la marmolera de los Infiernos, vivac y aristeo por la aguja de Pondiellos y Garmo Negro…

Lineas

Buen trato en Bachimala

Me camuflo a la perfección

Nieve y roca más arriba

Pico de Piedrafita e inicio de la aventura

Llegando a la marmolera

Muchos contrastes

Atados al marmol descompuesto
 Unos mensajes empujan las ganas de seguir Pirineando agusto, disfrutando del nada que hacer, dejando unos cientos de metros más abajo la calor y aprovechando reencuentros e ilusiones. Hay grandes paredes en este Pirineo, enormes lugares en los que la sombra reaparece escasos minutos al día, los colores dibujan líneas atractivas que vemos desde la lejanía, que soñamos con palpar de cerca, con recorrer, con descubrir… Tengo un plan, y tengo  un compañero elegante con Txabi,  que como yo, es un apasionado del paisaje, de territorio y de los que ates no tenían miedo a encaramarse a estas paredes abruptas pero acogedoras. Nos levantamos sin prisa, nadie nos espera a cenar, y a media tarde ya nos avisan en Bachimala de que allí arriba «estaríamos solos». Perfecto, nuestras intenciones eran esas mismas. Buen trato en el refugio, buen consejo y bien  grande la jarra de cerveza  que nos da aliento para seguir hacia los Ibones azules…que siguen bien rodeados de nieve en este verano entrado en años. Cambiamos el disfraz de senderista por el de alpinista y  sacamos una cuerda que unirá nuestros pasos crujientes en el glaciar de los Infiernos, tras el cual vamos parando intermitentemente mirando a lo más alto, donde los rayos de sol despuntan y alumbran lo que esperamos sea nuestro techo de estrellas… Hay varios recorridos posibles, chimeneas, canalones, repisas, fisuras, viras, espolones, ofita, mármol….un puñado de sensaciones incontables que se pasean antes los ojos para olvidar la realidad de los mil metros. Vamos pasando pruebas, avanzando sin pausa para disfrutar del calor y agarre a agarre llegamos a la arista cimera, decantándonos por su cumbre Norte, que pacientemente nos  espera con un pequeño vivac reconfortable y mágico…

Es el momento de la luz, del silencio. Es hora de la reflexión, del abrazo en la cumbre, del abrigo y del merecido bocadillo de tortilla. Sopla el aire al pensamiento, que aunque nos protejamos continua su gira que gira….olvidando que las manos de la casualidad reparten las cartas para jugar esta partida. Imágenes y momentos que nos llevamos los dos y esa cámara fotográfica que desequilibra mi peso or estas montañas que siento…y luego amo. El techo está pletórico, sin goteras, lleno de rincones y más cerca que nunca. Esto es para nosotros.
La mañana es solitaria y fría, mientras que un sarrio nos saluda desde la cumbre oriental de los Infiernos, que ya está ocupada…. Tranquilidad y cuidado hasta llegar al Collado de Pondiellos, y como ciempiés atacamos la arista hasta que sin darnos cuenta, estamos de nuevo frente a nuestra habitación Pirenaica de esta pasada noche… Nuevo abrazo, sonrisa, paz….todo!

Franjas rocosas

Dubujando la aventura

Tarde en la arista

Sonrisa cumplida

Y por fin en el mueble cama…

Para mañana… más paisaje

Paz, sosiego…felicidad

Todo en orden

Atardece sobre el Midi

Con la cama echa

Estoy

Empieza el día…

Con vosotros

Queda arista…Aguja de Pondiellos y Garmo Negro

Onduleando en el relieve

En la arista del Garmo Negro

Balaitus al fondo, estamos en casa…